domingo, 24 de agosto de 2014

La Conspiración de los Escogidos (Aguilar y Ubalde). Novela Histórica de Rubén Robles.



El libro nos lleva a reflexionar sobre las circunstancias de la tentativa de levantamiento de Gabriel Aguilar y Juan Manuel Ubalde, precursores de la Independencia peruana.

(Nota: esta breve reseña la prepare hace un tiempo para ser difundida en un diario local, por ello el lenguaje utilizado es coloquial y no especializado. Sirva también la ocasión para disculparme nuevamente con el autor por la demora en la difusión de la presente nota).

Ciudad del Cuzco, Junio de 1805. Dentro del seno de la ex capital del Imperio incaico y segunda urbe en importancia del Virreinato peruano, se confunden 30000 almas, la mayor parte de la población compuesta por criollos, mestizos e indígenas, quienes conservan aún fresco el recuerdo de la “Gran rebelión” encabezada pocos años antes por José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II. Dicho levantamiento originó la instauración del régimen de Intendencias y el establecimiento de la Real Audiencia cuzqueña en 1787, como un intento de la corona española por acercar al gobierno a las demandas de la población local, cuyos reclamos se habían hecho más patentes por efecto de las reformas borbónicas para el control y gobierno de las colonias americanas. No obstante ello, el descontento era pues, manifiesto y en todo nivel: en los indígenas porque la carga tributaria y fiscal hacia ellos (propulsada por las mencionadas reformas) era cada vez mayor; en los criollos y mestizos porque estaban relegados de los altos cargos administrativos que eran ocupados sólo por peninsulares, y en los líderes indígenas, que veían como su poder era minimizado (con diversos intentos por suprimir los curacazgos) habiéndoseles quitado muchas prerrogativas (como el cobro de tributos en las comunidades). Siendo así las cosas, el malestar era evidente y se podía sentir en las calles. En dicho contexto, un par de criollos, Gabriel Aguilar y Juan Manuel Ubalde, ambos pertenecientes a la clase media urbana cuzqueña, elaboran un plan para derrocar al representante real (el presidente de la Real Audiencia), asaltar el arsenal de armas de la ciudad y convocar a la población (algunos de cuyos líderes indígenas ya estaban puestos sobre aviso) en torno a la restitución del antiguo orden, esto en la medida que el plan incluía el ungimiento de un nuevo gobernante: el retorno del Inca. Esta característica es la que hace afirmar a los especialistas que la diferencia sustancial de este movimiento con sus antecesores es que fue el pionero en perseguir un fin netamente político (y no sólo social): sustraer esta parte de América del dominio del Rey de España y unir a los diversos estamentos sociales coloniales a través de la figura del gobernante del antiguo imperio: El Inca. Movimiento encabezado por criollos pero con apoyo y participación de todas las demás castas, un intento también por comprender una realidad nueva, una nación reentendida.




Estos hechos, investigados de manera amplia por diversos historiadores (entre otros: José Agustín de la Puente Candamo, Luis Durán Florez, John Fisher y especialmente Alberto Flores Galindo en su obra “Buscando un Inca”) son recogidos ahora en la novela del joven historiador y literato sanmarquino Rubén Robles, la cual lleva por título “La Conspiración de los Escogidos” (Editorial Vicio Perpetuo, 2014). No se trata de una reconstrucción histórica al pie de la letra, pues como ya adelantamos es una obra de un género literario que -como Gerarhrd Kebbel definió- constituye un “hiato entre ficción e historia”. Kurt Spang a su vez señala que la novela histórica hace que el escritor intente compaginar aquellas dos tareas a las que se refirió Aristóteles en su Poética, para quien el historiador narra lo sucedido y el literato lo que podría suceder. En ese sentido si bien las obras de novela histórica muestran como base las referencias verdaderas de la historia formal, también se permite algunas libertades para ubicar al lector en el pensamiento y accionar de los diversos actores.  El escritor busca introducirnos en su narración en la mente de los principales personajes de los episodios históricos, tratando de reconstruir los vericuetos que animaron a cada uno de ellos a actuar en determinadas circunstancias.

Por ello el libro de Robles comienza con las reflexiones de Mariano Lechuga, el delator de la conspiración. También criollo, teniente de granaderos a quien Ubalde trató de ganar para la rebelión. Oscuro personaje a quien la posteridad reconoce como traidor y sobre el cual pende el escarnio de todo aquel que conozca la historia del intento de levantamiento. Es difícil saber qué pensaría Lechuga en años posteriores cuando la causa que él delató tuvo éxito y la independencia del yugo español fue un hecho. ¿Qué pensamientos habrían motivado su conducta?, ¿Qué lo empujó a actuar de esa manera? ¿Fue sólo el cumplimiento del deber ante sus superiores hispanos? o ¿Hubo algo más? En este ejercicio literario es que Robles (basado en la transcripción del expediente del proceso elaborada por Ponce Sanginés y que se publicó bajo el titulo de El conato revolucionario de 1805), le da palabra a diversos personajes que interactuaron con Lechuga, por ejemplo Mariano Arechaga o Manuel Plácido de Berriosabal, funcionarios de la Real Audiencia, así como también a los que estuvieron dentro de la conspiración como Manuel Valverde y Ampuero, Carlos Mejía, Justo Justiniani, Marcos Dongo, Diego Cusihuaman, entre otros.  

Obviamente se repasan además los pormenores de la vida de los principales protagonistas de este episodio. Esto -y el carácter del levantamiento planeado- es también lo que le da el título a la obra de Robles. “La conspiración de los escogidos” fue básicamente eso, un intento de revuelta contra el poder español organizado por dos personajes cuyos destinos se unieron en este proyecto producto de sus puntos de vista mesiánicos y providencialistas. Se sentían llamados a cumplir un fin superior y desde jóvenes (en especial Aguilar) vieron reflejado ese designio a través de distintos sueños, que como visiones del futuro se les presentaban para guiarlos hacia el camino que ellos consideraban debía ser el de la redención de América. En sus ideas se traducen muchos de los postulados de la educación escolástica virreinal, el pensamiento ilustrado del siglo XVIII, así como también la lectura de libros que fueron prohibidos luego de la revolución de Túpac Amaru, como los famosos “Comentarios Reales de los Incas” del Inca Garcilaso de la Vega, cuando este habla de la restitución de estas tierras a sus originales dueños, los descendientes de los Incas (tema investigado por el recordado historiador Miguel Maticorena Estrada). Así también en el juicio Ubalde cita las palabras de Santo Tomas, quien decía que  “es lícito oponerse al Gobierno cuando éste o declina en tirano o tuvo principios de usurpación”. Si bien es cierto los conspiradores fueron dos personajes de ideas singulares es también notoria su férrea crianza católica y probada instrucción académica, lo cual hizo que sus propuestas fueran tomadas en serio por todos aquellos que los escucharon.
 
La novela histórica es un género que ha tenido muchos adeptos en las letras peruanas. La han cultivado historiadores (Fernando de Trazegnies en el primer tomo de su libro En el país de las colinas de Arena), periodistas (Guillermo Thorndike en distintas obras), y literatos propiamente dichos (nuestro premio nobel Mario Vargas Llosa utiliza este recurso en sus novelas La Fiesta del chivo y El sueño del celta, por ejemplo). El libro de Rubén Robles es pues, digno seguidor de toda esa tradición literaria y nos introduce de manera didáctica y amena a un hecho histórico que todos los peruanos debemos conocer y valorar, en momentos en los que los actos por la celebración del bicentenario de nuestra independencia son cada vez más cercanos, y ello definitivamente será un acontecimiento que nos obligara a revisar y repensar los hechos y acciones de nuestros predecesores en la construcción de la Nación peruana.

El libro de Rubén Robles fue presentado en la Casa de la Literatura Peruana hace unas semanas, contando con los comentarios de Marco Martos y Arturo Delgado Galimberti. En la actualidad está disponible en las principales librerías limeñas y puede conseguirse también vía web.

 Notas Relacionadas
- Los sueños de Gabriel Aguilar (Artículo de 1986 escrito por Alberto Flores Galindo en Revista Debates en Sociologia N° 11, PUCP)

Video de la entrevista al autor en radio San Borja: